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martes, 7 de diciembre de 2010

La memoria enterrada

Carlos Cherbuy

Los Ayuntamientos de la Bahía, nada o poco han hecho por cumplir con la Ley de la Memoria Histórica

Para las administraciones locales, hoy todo queda como un rumor. Una especie de ruido en el que resulta imposible distinguir la verdad, porque se encuentra bajo tierra, mezcla de huesos batidos por las balas, verdades escondidas tras capas de cal y olvido cultivado interesadamente, metódicamente, premeditadamente…

Enterraron la ignominia en fosas y cunetas, y la memoria de lo que sucedió también quieren enterrarla con paladas de tiempo, con gestos hipócritas, con una incumplida ley, porque se legisló para el olvido, para la desmemoria, para el incumplimiento.

La verdad sigue enterrada, está enterrada y el suelo de San Fernando, también ahoga el grito de aquellos que fueron fusilados en época franquista. Han pasado los años y poco o nada se ha avanzado para que las familias puedan encontrar a sus desaparecidos, a sus fusilados. Según se ha podido saber la fosa común del cementerio isleño no es la única que guarda en sus entrañas lo que una vez fueron arranchados gritos, balas, cal y cuerpos. En la misma puerta de la Carraca tanto en su margen izquierdo como en el derecho se cree que existen restos de víctimas de aquella época, así como en otros lugares de la ciudad de tradición salinera o industrial como las inmediaciones de la antigua fábrica de San Carlos.

Los nombres, al menos, se han recuperado gracias a la labor de Pepe Casado y su obra "Trigo tronzado" en la que su habilidad para esquivar la vigilancia del párroco y del sacristán de la Iglesia Mayor Parroquial de La Isla, consiguió copiar el libro secreto que por el párroco, de su puño y letra, registraba a diario por “orden especial del Ilmo. Sr. Vicario Capitular del Obispado” y que recoge los datos de los “feligreses que fueron asistidos en la hora de sus muertes, decretadas por Consejo de Guerra o por Ley de Guerra”… es decir, los datos personales de los isleños fusilados; Ahí se pierde ya el trabajo por recuperar la Memoria Histórica en San Fernando.

Los nombres de calle de tradición franquista, el título de Hijo Predilecto de La Isla al genocida general Varela, placas y símbolos permanecen. Tan sólo se ha quitado una placa de mármol falangista de la Iglesia Mayor tras su restauración. Aunque como se pudo comprobar en el encuentro que se mantuvo para la conmemoración de la muerte del alcalde isleño Cayetano Roldán, a la que acudieron diferentes asociaciones de la Bahía, no es el único municipio que se encuentra en estas circunstancias.

La AMH de la capital está preocupada por el traslado de restos del cementerio. Aseguran no tener ayuda del ayuntamiento para la identificación de las fosas comunes que existen en el recinto.

En el Puerto de Santa María la lucha sí ha tenido algún resultado, pues la ciudad cuenta con un mausoleo en honor a las víctimas. Además el colectivo de esta ciudad está realizando un fondo documental de datos y vídeos con testimonios para localizar no sólo a familiares sino las diferentes fosas comunes.

La situación de Puerto Real es bien distinta pues cuenta con un monolito se han eliminado los símbolos franquistas y se han localizado ya a 132 personas fusiladas. Además se espera el permiso para realizar las primeras catas de fosas comunes para comenzar a trabajar para solicitar las exhumaciones.

Ese paso lo ha dado ya Chiclana al conseguir la asociación de Memoria Histórica la autorización del Ayuntamiento para que se realice una cata en el cementerio San Juan Bautista, y que pueda localizarse la fosa común que, se cree, existe en esta zona. La historia se remonta a varios meses atrás, cuando desde la Asociación para la Memoria Histórica de la ciudad trasmitió la intención al Consistorio local de efectuar estos trabajos.

El responsable del Comisariado para la Recuperación de la Memoria Histórica de la Junta, Juan Gallo, ya visitó la zona acompañado de dos arqueólogos y responsables locales.
Esta primera toma de contacto resultó muy positiva. Según explican los expertos, en el cementerio de Chiclana podría encontrarse una fosa común en la que podrían estar enterrados una treintena de fusilados en la Guerra Civil.
Tras obtener los correspondientes permisos, el comisariado va a iniciar una serie de catas arqueológicas para detectar la fosa en el patio de San Julio y, en caso de que se hallara, procederá a su delimitación y protección para evitar que se sigan construyendo nichos encima.

En el encuentro de memorialistas también quedó patente el contrapunto de otras localidades que como Aguilar de La Frontera (Córdoba) o Marchena (Sevilla) las asociaciones, con su tesón y trabajo de años han conseguido implicar a sus ayuntamientos y arrancarles algunos apoyos y se han conseguido avances importantes en la recuperación de la memoria y la dignificación de las victimas del franquismo.

La casi totalidad de estos pequeños logros son solo el fruto de un trabajo constante de familiares, asociaciones, arqueólogos e historiadores y de algunas administraciones locales, las menos, que empujadas y a remolque de los memorialistas han puesto su granito de arena. En nuestra Bahía sus ayuntamientos nada o poco han hecho por cumplir con la Ley de la Memoria Histórica.

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