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domingo, 22 de enero de 2012

LUGAR DE MEMORIA HISTÓRICA DE ANDALUCÍA


Acuerdo de 30 de diciembre de 2011, del Consejo de Gobierno, por el que se declaran Lugar de Memoria Histórica de Andalucía la “Casa de Blas Infante”, en Coria del Río, y el “Lugar del fusilamiento de Blas Infante”, en Sevilla. (BOJA de 13 de enero de 2012) Texto completo.

ACUERDO DE 30 DE DICIEMBRE DE 2011, DEL CONSEJO DE GOBIERNO, POR EL QUE SE DECLARAN LUGAR DE MEMORIA HISTÓRICA DE ANDALUCÍA LA “CASA DE BLAS INFANTE”, EN CORIA DEL RÍO, Y EL “LUGAR DEL FUSILAMIENTO DE BLAS INFANTE”, EN SEVILLA.

Preámbulo

I

El artículo 10.3.24. º Del Estatuto de Autonomía para Andalucía establece, entre los objetivos básicos de nuestra Comunidad Autónoma, que los poderes públicos velarán por la salvaguarda, conocimiento y difusión de la historia de la lucha del pueblo andaluz por sus derechos y libertades. Por ello, identificar los sitios y lugares de memoria como espacios de revitalización de la Memoria Histórica que incentiven la identidad cultural de la comunidad, fortalezcan su sentido de pertenencia al territorio y sean parte constituyente del aprendizaje de nuestra herencia democrática, es otro compromiso estatutario de los poderes públicos que, en el marco del artículo 11 del Estatuto de Autonomía, promoverán el desarrollo de una conciencia ciudadana y democrática plena, fundamentada en los valores constitucionales y en los principios y objetivos establecidos en el Estatuto.
En este contexto, el Decreto 264/2011, de 2 de agosto, por el que se crean y regulan la figura de Lugar de Memoria Histórica de Andalucía y el Catálogo de Lugares de Memoria Histórica de Andalucía supone un instrumento útil para constatar los acontecimientos acaecidos durante la Guerra Civil y Dictadura franquista y evitar que el paso del tiempo conlleve su olvido.
De acuerdo con el citado Decreto, corresponde al Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, a propuesta de la persona titular de la Consejería competente en materia de Memoria Histórica, acordar la declaración de los Lugares de Memoria Histórica de Andalucía.

II

Don Blas Infante Pérez de Vargas, nacido el 5 de julio de 1885 en la población malagueña de Casares, fue político, pensador, ideólogo y escritor de temas andaluces. Se licenció en Derecho por la Universidad de Granada, aprobando las oposiciones al Cuerpo de Notarios. En 1915 se publicó su obra más importante “Ideal Andaluz” donde expone su visión personal de la historia, la identidad y los problemas de Andalucía, así como propuestas para su fortalecimiento. Tres años después, en 1918, se celebró la Asamblea de Ronda que estableció las bases a seguir por el andalucismo para obtener la autonomía política de Andalucía y además se aprobó la propuesta de Blas Infante de adoptar como “insignias de Andalucía” una bandera inspirada en la andalusí verdi blanca y un escudo con Hércules. De forma simultánea a la proclamación de la República en 1931, se hizo cargo de la Notaría de Coria del Río, donde construyó una casa que llamó Dar al-Farah (en árabe, Casa de la Alegría) inspirada en la arquitectura de Al-Andalus, encargándose personalmente de su decoración.
En el año 1933 propuso que la melodía del canto religioso Santo Dios, un himno que los jornaleros cantaban al terminar su día de trabajo, fuera el himno de Andalucía y él mismo cambió la letra por una composición suya. Este himno, junto con la bandera y el escudo elegidos por la Asamblea de Ronda de 1918 son los símbolos de Andalucía como recoge el artículo 3 del Estatuto de Autonomía.
En 1936, el movimiento político andalucista, en la Asamblea celebrada en Sevilla el 5 de julio, le aclamó como presidente de honor de la futura Junta Regional de Andalucía. Poco después, tras el golpe de estado, fue detenido en su residencia de Coria del Río y fusilado el 11 de agosto, en el kilómetro 4 de la Carretera de Carmona junto al cortijo conocido como Gota de Leche.
Ha sido considerado oficialmente como el máximo exponente del andalucismo, corriente ideológica que pretendía alcanzar un estado social y político que mejorara las condiciones de vida de los hombres y mujeres de la Andalucía de su tiempo; y su lucha por el ideal de una Andalucía libre y solidaria, ha sido reconocido por el Parlamento de Andalucía, que lo considera Padre de la Patria Andaluza.

III

“Villa Alegría”, la Casa de Blas Infante en Coria del Río, Sevilla, contiene elementos representativos y fundamentales de valores históricos y simbólicos del pueblo andaluz, al ser el lugar donde radican buena parte de las huellas materiales de la conquista de la autonomía de Andalucía, entre las que cabe destacar los originales del Escudo, Bandera y Partitura del Himno, junto con el piano donde fue compuesto, además de la documentación que Blas Infante reunió o produjo en el transcurso de su vida, truncada violentamente en agosto de 1936.
La casa, construida en una parcela rústica al límite del municipio, está ubicada sobre un altozano desde el que se divisa el Guadalquivir, río al que Blas Infante otorga el significado simbólico de imagen de Andalucía que, por otra parte, se encuentra representada en cada rincón de la casa y en su entorno, mediante elementos ornamentales y constructivos que reflejan los periodos de mayor esplendor histórico de nuestra tierra.
Diseñada para residencia familiar y como diáfano exponente material de su “Ideal Andaluz”, Blas Infante plasma en Villa Alegría el espíritu de los centros andalucistas, creados para la formación y el estudio de la cultura e historia andaluza, concebida ésta última bajo el prisma de los movimientos republicanos y federalistas del siglo XIX, que tanto contribuyeron a la formación de la ideología de Infante. Desde este sitio, que habitó desde 1932 a 1936, vivió el líder andalucista periodos clave de su trayectoria política, tales como el proceso de reconocimiento del gobierno de la República a las nacionalidades del Estado Español y el comienzo de la redacción de los estatutos de las futuras comunidades autónomas, entre ellos el de Andalucía.
La detención de Blas Infante se produce en esta casa de la que sale el 2 de agosto de 1936 y a la que no volvería, al ser fusilado en la madrugada del día 11 del mismo mes en las inmediaciones de un cortijo, conocido como de la Gota del Leche por haber pertenecido a la antigua institución benéfica denominada Consultorio de Niños de Pecho y Gota de Leche, situado próximo a la ciudad de Sevilla en el margen de la carretera de Carmona. Junto a él, José González y Fernández de la Bandera, ex alcalde de Sevilla, diputado al igual que Manuel Barrios Jiménez, Presidente de la Federación Provincial del PSOE; Fermín de Zayas funcionario municipal y secretario de la masonería andaluza y Emilio Barbero Núñez, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla y militante de Unión Republicana.

IV

Los Lugares así identificados representan un valor histórico y simbólico fundamental para el pueblo andaluz y son esenciales para afianzar la conciencia de identidad y cultura andaluza, por ello son objeto de especial protección y tutela por parte de los poderes públicos. La Casa de Blas Infante ha sido declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento mediante Decreto 133/2006, de 4 de julio, y mediante Decreto 173/2001, de 31 de mayo, se ha inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Sitio Histórico, el lugar del fusilamiento de Blas Infante en Sevilla, de acuerdo con la normativa en vigor en materia de Patrimonio Histórico.
La declaración como Lugar de Memoria Histórica de Andalucía de la “Casa de Blas Infante”, en Coria del Río, y el “Lugar del fusilamiento de Blas Infante”, en Sevilla, no conlleva un nivel de protección adicional al que ya disfrutan como Bienes de Interés Cultural, pero supone un reforzamiento de su carácter simbólico de espacios de revitalización de la Memoria Histórica, con un claro objetivo de incitar e inducir, no solo a las Administraciones Públicas andaluzas sino a la sociedad andaluza en su conjunto, a recordar y preservar estos Lugares para fomentar una cultura de paz y diálogo. Se propicia, por tanto, con estas declaraciones de Lugares, el recordatorio y reconocimiento de una figura de importancia capital para Andalucía, como fue Blas Infante y otros que, como él, fueron asesinados por ejercer sus derechos fundamentales, así como por la defensa de la libertad y la democracia.
Por otra parte, ambos Lugares, así como la documentación asociada a cada uno de ellos, serán objeto de inscripción de oficio en el Catálogo de Lugares de la Memoria Histórica de Andalucía, que se conceptúa como un instrumento útil para el conocimiento, consulta y divulgación de los mismos, ya que es público y puede ser consultado libremente. Se potencia con ello la máxima difusión y perdurabilidad de los Lugares en el entendimiento de que con ello se evita su postergación y olvido.

V

El procedimiento para la declaración de Lugar de Memoria Histórica de Andalucía de la “Casa de Blas Infante”, en Coria del Río, y el “Lugar del fusilamiento de Blas Infante”, en Sevilla, se inició de oficio por Acuerdo del Comisario para la Recuperación de la Memoria Histórica de 6 de septiembre de 2011, de conformidad con el artículo 4.1 del Decreto 264/2011, de 2 de agosto, por el que se crean y regulan la figura de Lugar de Memoria Histórica de Andalucía y el Catálogo de Lugares de Memoria Histórica de Andalucía.
El 7 de septiembre de 2011 se reunió la Comisión Interdepartamental para el reconocimiento de las víctimas de la Guerra Civil y del Franquismo en la Comunidad Autónoma de Andalucía y acordó constituir el grupo de trabajo que le asiste y que está integrado por personas expertas en materia de Memoria Histórica, en la forma prevista en el artículo 3 del precitado Decreto.
El 26 de septiembre de 2011 el grupo de trabajo se reunió para estudiar las propuestas de declaración de Lugares de Memoria Histórica de Andalucía remitidas por el Comisario para la Recuperación de la Memoria Histórica y acordó, por unanimidad, informar favorablemente la declaración de ambos Lugares de Memoria Histórica de Andalucía.
La persona titular del Comisariado para la Recuperación de la Memoria Histórica formuló propuesta de resolución para la declaración de ambos Lugares de Memoria Histórica con fecha de 4 de octubre de 2011 y la elevó, conjuntamente con el expediente, al Consejero de Gobernación y Justicia, a los efectos de que éste solicitara a la Comisión Interdepartamental para el reconocimiento de las víctimas de la Guerra Civil y del Franquismo, el dictamen sobre la propuesta de declaración de Lugares de Memoria Histórica de Andalucía, de acuerdo con lo previsto en el artículo 4.4 del Decreto.
La Comisión Interdepartamental para el reconocimiento de las víctimas de la Guerra Civil y del Franquismo, reunida en sesión de 26 de octubre de 2011 emitió dictamen favorable a la declaración de los dos Lugares mencionados.
En su virtud y de acuerdo con lo establecido en los artículos 21.6 y 46.3 de la Ley 6/2006, de 24 de octubre, del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Andalucía, a propuesta del Consejero de Gobernación y Justicia, de conformidad con el artículo 4, apartado 5, del Decreto 264/2011, de 2 de agosto y previa deliberación, el Consejo de Gobierno en su reunión del día 30 de diciembre de 2011,

ACUERDA

Primero. Declarar Lugares de la Memoria Histórica de Andalucía, los siguientes:
La “Casa de Blas Infante” en Coria del Río.
El “Lugar de fusilamiento de Blas Infante” en Sevilla.
Segundo. Ordenar la publicación de este Acuerdo en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía.
Tercero. Incluir ambos Lugares en el Catálogo de Lugares de Memoria Histórica de Andalucía, así como la documentación asociada a cada uno de ellos.
Contra el presente acto, que pone fin a la vía administrativa de acuerdo con lo previsto en el artículo 112.a) de la Ley 9/2007, de 22 de octubre, se podrá interponer, desde el día siguiente al de su publicación, recurso potestativo de reposición ante el mismo órgano que lo dicta, en el plazo de un mes, de conformidad con lo establecido en los artículos 116 y 117 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, o bien directamente, recurso contencioso-administrativo en el plazo de dos meses, ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, de acuerdo con lo previsto en los artículos 10 y 46 de la Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa.

http://www.otrosi.net/article/memoria-hist%C3%B3rica-de-andaluc%C3%AD

domingo, 15 de enero de 2012

¿“adecentar” la estatua del genocida Varela?


Como Loaiza y su gobierno (PP y PA) se dedican, en un ejercicio de “austeridad” a gastar el dinero de los isleños en “adecentar” la estatua del genocida Varela, siguen negándose a cumplir la Ley y además son aplaudidos por los herederos e hijos del bilaureado asesino, AMERE reedita dos artículos publicados en este blog para refrescarles la MEMORIA.

El golpe del 36 en San Fernando; Un genocidio planificado

Cádiz y San Fernando fueron las primeras ciudades de la Península en sufrir las consecuencias del intento de golpe de Estado de 1936, el cual desembocaría en la guerra civil que asolaría el país desde 1936 a 1939.

Los sediciosos, en el caso de La Isla, comenzaron entonces una sistemática destrucción de todo lo que oliera a República, incluyendo el exterminio, el expolio y la depuración.

El isleño José Enrique Varela Iglesias, que cumplía arresto militar una vez más a causa de sus reiteradas conspiraciones contra la República, es liberado el 18 de julio de su reclusión en el Castillo de Santa Catalina (Cádiz) por el gobernador militar, general López-Pinto Berizo. Acto seguido, Varela se pone al mando de las tropas alzadas y se hará con el control de la ciudad, tras asediar y rendir el Gobierno Civil. La resistencia popular fue escasa, lo que avala la afirmación de que en la provincia –y más aún como veremos, en San Fernando- no hubo guerra, sino simplemente represión.

En San Fernando, Ricardo Olivera Manzorro, a quien la República le retiró la confianza pocos días antes, fue nombrado comandante militar por los insurgentes, aprestándose inmediatamente a publicar el bando de guerra y a ordenar a fuerzas de Marinería e Infantería de Marina la ocupación de los puntos estratégicos de la ciudad. Al respecto, la historiadora Alicia Domínguez Pérez, en su libro "El verano que trajo un largo invierno", reseña cómo en San Fernando, “(…) los únicos que resistieron al alzamiento fueron las dotaciones de los buques Lauria y Cánovas del Castillo. El primero fue cañoneado desde tierra, provocando esto su hundimiento, y el Cánovas, bombardeado desde el aire por dos aviones, izó la bandera blanca. La dotación fue desarmada y detenida”. No tardaría mucho en iniciarse una feroz purga contra la oficialidad y la tropa que se mostró leal a la República.

El 21 de julio los golpistas locales escenifican la constitución de la nueva Corporación Local. Ocupa la presidencia el susodicho Ricardo Olivera Manzorro, a quien acompañan seis oficiales, entre ellos Ricardo de Isasi Ivisón, “al objeto de posesionarlos en los cargos para que han sido designados en este Ayuntamiento”. En su discurso, Olivera Manzorro emplea la excusa que los facciosos usaron para confundir a la ciudadanía: “El glorioso movimiento emprendido por el Ejército y la Marina de Guerra (…) tiene como principal misión instaurar en España una República honrada y digna, restablecer el principio de autoridad y volver por los fueros de la Justicia que anularon totalmente los hombres que formaron el Gobierno de ese Frente Popular (…) Me persono en funciones de Comandante Militar para hacer cargo de su Presidencia (alcaldía) al Sr. Comandante de Intendencia don Ricardo Isasi”. El discurso acaba con sendos vivas a España y a la República, aunque esta última palabra acabaría siendo tachada. El alcalde impuesto, Ricardo de Isasi, también dirige una alocución a los asistentes: “(…) Siempre dentro de la Ley, actuaré en todo momento inspirado en favor de los intereses de San Fernando (…)”, a la vez que declara su respeto “(…) a todas las autoridades”, pese a que pronto sería cómplice en el asesinato del alcalde, Cayetano Roldán Moreno, y de buena parte de los concejales democráticamente elegidos.

Como explica Alicia Domínguez, los sediciosos comenzaron una sistemática destrucción de todo lo que oliera a República, incluyendo el exterminio, el expolio y la depuración. En San Fernando, los primeros en ser aprehendidos y asesinados fueron los líderes de sindicatos (CNT y UGT) y partidos de izquierda (Izquierda Republicana, PSOE y PCE), así como un buen número de militares que se mantuvieron leales a la República y también otras personas acusados de ser masones. También fue pasado por armas el pastor protestante Miguel Blanco Ferrer. Nada se dejó a la improvisación en la actividad represora.

Tal como refiere José Casado Montado en Trigo Tronzado. Crónicas Silenciadas, y siguiendo las directrices del ‘cerebro’ del golpe, general Emilio Mola Vidal, en San Fernando también se practicaron homicidios selectivos y alevosos, toda vez que los facciosos, auxiliados para ello por falangistas, tenían perfectamente previsto y planificado a quiénes había que matar. Prueba del afán de exterminio que los movía lo constituye el castigo inflingido a las familias Barbacil y Roldán, a las que asesinaron todos sus miembros varones (padre y dos hijos, en el primer caso, y padre y tres hijos en el segundo).

José Casado expone que los primeros asesinatos en San Fernando tuvieron lugar el 21 de julio de 1936, y en su libro llega a contabilizar hasta veintiséis fusilamientos, estando datados los últimos en 1941. Todo apunta a que los hoy por hoy documentados sean solamente la punta del iceberg. En ‘Trigo Tronzado’ pueden leerse nombres y apellidos de 129 individuos, pero de muchos no quedó rastro alguno.

La mayoría de estas personas pasaron antes de ser asesinadas por un encarcelamiento en condiciones infrahumanas, hacinadas y hambrientas en los calabozos del Ayuntamiento, bien en los penales de La Casería o de Cuatro Torres (en el Arsenal de la Carraca), aunque algunos fueron recluidos en la cárcel de El Puerto de Santa María.

Los lugares de ejecución más comunes: la tapia del cementerio, el caño ‘La Jarcia’ (en las inmediaciones del penal de Cuatro Torres), Barrio Jarana (concretamente en el paraje de Pino Gordo) y Las Canteras (Puerto Real). En el caso de las inhumaciones realizadas en San Fernando, los cuerpos fueron enterrados en fosas comunes; la única localizada hasta el momento se encuentra en el cementerio, siendo probable que el resto se encuentren diseminadas por el término municipal, sobre todo en terrenos militares, y más específicamente dentro del Arsenal de La Carraca. Hoy por hoy se ignora el número de cuerpos que alberga la gran fosa común del cementerio isleño, pero testimonios orales hablan de varios centenares.


Varela, cómplice de genocidio

Era lamentablemente previsible que no se le retiraran los honores al general golpista y genocida Varela, y que nada se haya dicho acerca del futuro de su estatua situada delante de nuestro Ayuntamiento. Tan tristemente previsible como que haya habido dos varas de medir para con los cómplices franquistas auto galardonados durante esa época gris, y que alguno –caso del ex alcalde García Ráez- haya salido indultado a pesar de haber tomado en su día a sangre y fuego la vecina ciudad de Puerto Real (ya Amere aportó en su día como prueba las actas capitulares de la Villa levantadas por los mismos fascistas). Y es que ciertos poderes fácticos siguen teniendo su peso en La Isla y condicionan la voluntad del bipartito PA/PP.

Miren ustedes: Varela no tiene sus manos limpias de sangre. Y no lo (decimos nosotros ni el más elemental sentido común, habida cuenta de su entusiasta participación en el golpe de Estado de 1936: lo dice el reputado historiador Francisco Espinosa, especializado en la guerra civil y la represión franquista en Andalucía.

Dice el historiador que el, por ahora, Hijo Predilecto de nuestra ciudad fue puesto por Franco al frente de una “columna de la muerte”, y no exagera. Remite Espinosa al libro “General Varela: Diario de Operaciones (1936-1939)”, obra del también historiador Jesús Núñez. En las páginas de dicho libro se constata “la absoluta desproporción entre las bajas de los golpistas y las bajas gubernamentales”. Y como expone Espinosa, la razón es simple: “las columnas de los africanistas no sólo iban realizando brutales razias en cada lugar que ocupaban sino que en su avance no dejaban ni heridos ni prisioneros; de ahí esas cantidades del diario de Varela: buena parte de esos cientos de bajas enemigas no son sino prisioneros aniquilados”.

Con todo, fue sobre todo un capellán jesuita, Fernando Huidobro Polanco, el que dejó un testimonio que Espinosa califica como “clave”. A Huidobro la sublevación le cogió en Friburgo, preparando su doctorado en Filosofía bajo la dirección de Heidegger. Rápidamente regresó a España y a finales de agosto se incorporó como capellán de la 4ª Bandera de la Legión, con la que permaneció hasta su muerte en el frente de Aravaca en 1937.

Relata Espinosa que la particularidad de este capellán es que en octubre de 1936, “es decir, en el preciso momento en que Varela estaba al mando de las columnas que marchaban hacia Madrid, denunció las matanzas indiscriminadas de heridos y prisioneros”. Prosigue el citado historiador diciendo que el clérigo, “alarmado”, llegó a escribir que las dificultades que encontraron sorpresivamente los fascistas para entrar en Madrid eran “castigo por los crímenes incesantes que se están cometiendo de nuestra parte”. Envió las denuncias al círculo de Franco, al Cuerpo Jurídico Militar e incluso al propio Varela. Antes o después todos, hasta el mismísimo general Yagüe (responsable de la matanza de Badajoz), dijeron compartir sus cristianos criterios. “Pero –afirma Espinosa- la matanza estaba hecha”.

Y sirviendo de portavoz a cualquier demócrata que se vista por los pies, apostilla Francisco Espinosa: “¿A qué viene pues tanta duda sobre el monumento a Varela? Fue un traidor al juramento de lealtad que dio a la República; se situó fuera de la ley desde que se sublevó, y como uno más de la cúpula golpista y jefe de la segunda fase de la marcha hacia Madrid fue responsable de la desaparición de miles de personas inocentes.

No parece que un individuo con este currículo, por muy querido que sea por familiares, admiradores y algunos biógrafos, merezca ocupar uno de esos espacios que las sociedades democráticas suelen dejar para las personas que merecen reconocimiento y constituyen un ejemplo a seguir”. Y Nosotros añadimos que nos parece increíble que algunos señores que se llaman progresistas o de izquierdas no reivindiquen, sin más, la aplicación de la ley, y que se anden con paños calientes, hablando de un Foro Ciudadano para debatir si la estatua de este genocida debe seguir o no donde está. Es cuestión de tiempo, de reivindicar la aplicación de la ley por todos los canales posibles –incluso el legal-, pero esa execrable mole gris tiene sus días contados. Y es más: el posicionamiento sobre su continuidad –incluidas dudas metafísicas- servirá para retratar incluso a quienes no tienen redaños para pronunciarse claramente, a pesar de que muchos y muchas de los asesinados por Varela y sus secuaces militaran bajo sus siglas.